17 de septiembre de 2015

Frontera a la Libertad

“Claro que te doy la mano, papá. Sólo estaba pensando”, reflexionó.
“En mis amigos, en mi casa. En mi madre”.
“No perderé más cosas. Me lo has dicho mil veces”.
“Pero tan sólo déjame recordar”..., matizó.
“Los recuerdos son lo único que nos queda”.
“Hemos pagado mucho dinero por cruzar la frontera con Hungría. Y pronto llegaremos a Alemania. Lo sé”, se dijo.
“Las bombas pusieron fin a mamá. Cayó junto al abuelo”, recordó.
“Nuestros hermanos se han convertido en fanáticos”. “Y en Siria no queda nada -analizó-. Sólo un líder endiosado y sin apoyos.
“Sé que hay intereses internacionales en la guerra. Los mayores dicen que si no fuese un país de paso del petróleo de Irán otro gallo cantaría”, caviló.
“Sé que tienes miedo papá”. “¿Pero que más nos puede pasar?”, musitó.
“No, no me volverán a robar. Y tú encontrarás trabajo en Alemania. Si no es de lo tuyo: Ingeniero, algún otro para ir tirando.
“Yo además para el año voy a ser mayor de edad y podré contribuir”, se dijo.
“Y por favor recuerda siempre a mamá en el jardín, recogiendo rosas. Tal como yo la recuerdo”, rogó.
“Te quiero papá. Te quiero”, dijo.
                                                                                                         por kikovacanillas
                
                                                                      

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