15 de septiembre de 2015

La Peor Caída.

Fue el lunes por la mañana, cuando bajé en ascensor desde mi piso al portal. Me disponía acceder a la calle, resbalé en las escaleras... Y estrepitosamente caí al suelo.
Constaté que no podía moverme pues a buen seguro me había fracturado una pierna, con un bulto a la altura de la rodilla que denotaba que algún hueso se había roto.
Entonces decidí gritar para pedir auxilio. Y así hice.
¡Salvado hay gente cerca!.
Pero parecían no oirme.
Grité de nuevo y...nada.
En ese momento una pareja de vecinos abría la puerta del portal. Y saltando por encima de mí salieron a la calle.
No podía ser...Me habían visto de sobra. Pero...fueron varios los vecinos que actuaron de igual forma. Incluso un repartidor me sugirió que quitase de en medio.
Llegó la noche y nada varió.
Lleno de congoja y frío, además de muy dolorido, me dispuse a enfrentar la oscuridad.
Dormí lo que pude -muy poco-. Y a la mañana siguiente la indiferencia de los vecinos continuó.
"Darme algo de comer", grité desesperado.
Y el portero, Jose, me espetó: "Podrías dejar de dar el coñazo".

Entonces, de modo inmediato, me levanté sin ningún dolor y accedí a la calle. Con toda normalidad fuí a comprar el periódico y a tomar café.

...Pero había sido un sueño. Y en realidad seguía viviendo la buñuelesca situación de verme caído, fracturado e ignorado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario