Debido a mi marcha tórpida como
consecuencia del traumatismo craneal sufrido, me decidí a comprar
unas plantillas en una Ortopedia.
Así pues me dirigí a Exclusivas
Iglesias (Centros Ortopédicos) en la coruñesa Avenida Finisterre. Y
allí, tras una espera de diez días, por fin me hice con mis
plantillas.
Pero al caminar se me salía el pie
izquierdo del zapato. Lo cual resultaba pesadísimo.
Fui a hacer la referida compra con mi
vecina y amiga Ana María. Y después decidimos ir al restaurante
mejicano “Tamarindo”.
Casi cojeando del pie derecho entré,
no lo dudé y me pedí un “pisco”, bebida alcohólica peruana. Y
cual fue mi sorpresa cuando al salir del restaurante ya no se me
salía el pie.
Caminando como Tarzán fui todo el
camino de vuelta a casa -veinte minutos- sin la más mínima
molestia.
El pisco me había salvado. Y sin duda
voy a ir a Exclusivas Iglesias para recomendarles que promuevan entre
sus clientes el “pisco”, ya que si alguna molestia tienen
desaparecerá como por arte de magia.
Además al día siguiente descubrí,
asesorado por mi padre, que no había retirado las plantillas que ya
tenían los zapatos. Por lo cual iba con doble plantilla, lo cual
provocaba que se me saliera el pié.
En todo caso si no es por el “pisco”
seguiría cojo y jodido
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