10 de septiembre de 2015

Pantera

Estaba yo durmiendo en mi casa de A Coruña, en el mismo cuarto que mi mujer Ana: Camas separadas.
Caí en un profundo sueño, en el que imaginaba que mantenía relaciones sexuales con una pantera, en la que se había covertido mi parienta.
Acrobáticas y salvajes fueron las distintas posturas que adoptamos. No exentas de todo cariño.
La pantera hembra me acoplaba a su cuerpo y me empujaba la espalda con el fín de incitarme a la copulación.
También practicamos el 69, resultando el mismo tan delicioso como excitante.
Ya de mañana me desperté entre sudores. Y al comprender que todo había sido un sueño, me sentí aliviado de haber cometido bestialismo.
Entonces se despertó Ana y le dí los buenos días.
"En fín, me dije, fué un sueño maravilloso". Y no pude sino mirar fijamente a Ana, quien entre lascivas miradas me dijo: "Aaaarjjj".
Fué entonces cuando me fije que tenía unos fuertes arañazos, como de garra, en la espalda.
"Tigresa, te adoro", dije yo dándole un beso con lengua.

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