6 de septiembre de 2015

SEPARACIÓN

Y fué entonces cuando abrieron la puerta de casa...

Seguiré haciendo deporte en la coruñesa Casa del Agua (bicicleta y máquinas de musculación). Permaneceré en la Biblioteca Municipal de Los Rosales (donde me acabo de repasar la obra de Miguel Delibes). Y mis Inmigrantes: Clases de español y Página web. Los aguardientes de Ana María. Los mail y charlas telefónicas con mi primo Enrique. Mis relatos y poesías en www.tustextos.com, y en ideasdeunperiodista.blogspot.com. Mis piscos en el restaurante mejicano Tamarindo. Mis pizzas con Ana María en Cambalache. Pediré la tarjeta de auxilio a Minusválidos en La Cruz Roja. Así como la Dependencia. Visitaré semanalmente el mercado (el de la Plaza de Lugo y el de San Agustín). Cocinaré. Me leeré de nuevo (por quinta vez) La Montaña Mágica de Thomas Mann. Me haré trescientos batidos de plátano y engulliré miles de vermús en "Sabores a Tope". Tendrá su sitio en mi casa una botella de JB, en el sitio de las medicinas, junto al Diazepán, Zyprexa y el bastón. Gastaré comedidamente mi pensión (por discapacidad), más de la mitad de la cual será enviada para mis hijos mensualmente. Contaré con 1.000 euros mensuales de Patrimonial Raíces (la empresa familiar), a la que iré todos los jueves -en Santiago-. Y practicaré sexo con la Ale-manita.
Como especialmente negativo: Mi convivencia con mis hijos, las limitaciones por mi minusvalía. Y mi tendencia a la obesidad. Hoy empiezo el régimen, que me veré obligado a abandonar porque me deprime. O me alegra comer más bien.
Este texto fue publicado por Kikovacanillas 06 de septiembre de 2015

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