6 de octubre de 2015

Cuando el Retiro me transformó

Estaba pasando unos días en Madrid por lo que me decidí, a pesar de mi minusvalía,  a hacer          "footing" por el Retiro, para recordar viejos tiempos.
Así es que me desperté a las 6.00 horas en la casa de mi suegro, en el barrio de Salamanca, y me dirigí al citado parque.
"Llegas tarde Eduardo", me dijo un jóven (Luis) que estaba haciendo estiramientos en la puerta.
"Me temo que te confundes", respondí.
Al cabo de un rato llegaron dos jovencitas, a cual más bonita, Marta y Maite.
"Hola Edu", me dijo la peliroja Marta al tiempo que me daba un beso con lengua.
"Lo acordado es darle una vuelta entera al Retiro", recordó Maite.
"Edu tira primero, como siempre", dijo Luis.
Así pues le dimos una vuelta al Retiro en hora y media. Y yo misteriosamente no sentí las dificultades motoras propias de mi minusvalía.
Cuando acabamos, estiramiento y cada uno a su casa. Pero...¿Cuál sería la mía?
"¿Te duchas conmigo?, me preguntó Marta. "Claro", respondí.
Llegamos a su casa, que estaba al lado del Thissen y subimos al primer piso.
Allí, según subía, Marta se iba quitando la ropa. Unos pechos pequeños y turgentes despertaron mi sexualidad.
Cuando ya estábamos dentro de la bañera Marta -sonriendo- me dijo: "Así no vamos a caber los dos". Y entonces me dí cuenta de que tenía una fabulosa erección.
Hubo sexo. Mucho sexo.
Al acabar yo me disculpé porque tenía que hacer unos recados de trabajo.
"Pero si estás en el paro. ¿Qué trabajo?".
"Mi futuro trabajo", respondí. "Vuelvo en una hora".

Así es que me fuí a casa de mi suegro. Y cuando me vislumbraba en los escaparates veía a otra persona.
Al fín llegué. Llamé...

"Ana (mi mujer) querida no lo sabes lo que me ha pasado.."
"Perdón, ¿nos conocemos?", dijo.

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