18 de enero de 2016

-Misteriosa persiana-

Una buena mañana de mediados de enero del 2016 me desperté y me dispuse a abrir la persiana de mi cuarto.
Miré hacia el exterior y, aunque no había amanecido del todo, el cotidiano paisaje había variado totalmente: Donde antes había una carretera ahora había un campo pelado de árboles y gente corriendo en él.
“Debo estar dormido aún”, me dije. Pero un silbato desde el exterior me reconduzco a mi actual situación.
Unos nudillos sonaron en la puerta: Y apareció el: Fernándo.
Había convivido conmigo en Pontevedra de adolescente. Y aunque muy envejecido: Debía rondar los cincuenta...Sus ojos azules y su sonrisa seguían intactos.

Verás Kiko soy el encargado de contarte que en realidad has fallecido. Te caíste por las escaleras de tu duplex y te rompiste el cuello. Como vivías sólo nadie pudo socorrerte y la muerte te vino por asfixia. Ahora estamos en una residencia, donde permaneceremos hasta ser juzgados. Para tu tranquilidad te diré que más de un 70% de nosotros vamos a pasar a lo que vulgarmente se conoce como cielo, que no es tal. Pero sí es el estadío espiritual superior.

Es decir lo que yo había creído ver por mi ventana no era A Coruña, sino el Más Allá en el que ahora vivía. Sin dudarlo un momento llamé a Fernando, quien no tardó en venir: Y le dije: Quiero ver a tres personas: Mi primo Carlos, mi madre y David. Seguro que los tres están en el estadío superior.

Y así fue como retomé durante días y días mi conversación con mis muertos: Málaga y su Feria, el gazpacho y el alpinismo.

Para mi grata sorpresa me dijo Fernando que no necesitaba chillar porque con sólo desearlo mis sueños se harían realidad y al instante se presentaría la persona deseada.

¡Ah! Y ya me olvidaba: Los tres pasamos al estadío superior: El cielo.
                                              Kiko Vacanillas.

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