4 de febrero de 2016

-El sabor que atrajo sabores-

Llevaba varios sin comer carne, así que decidí ir a “Paco” a comprarme un buen filete.
Lo llevé a casa. Y a las 14.00 lo cociné, poco hecho por dentro, como a mí me gusta.
Puse la mesa. Y en el plato el filete acompañado por una ensalada de tomate.
Partí el primer trozo y...
Eran fechas próximas al Carnaval, fecha en la que se preparan filloas en Galicia.
Mi padre en la cocina de la madrileña calle General Moscardó esquina Hernani. Mandilón y despliegue de ingredientes: Harina, huevos, bacon..
Las que más nos gustaban eran las que hacía especialmente gordas.
Y mi ascedente no es que fuera mal cocinero, sino que cautivaba por su buen hacer y por su ritual.
Asimismo, en el chalet de Becerril de la Sierra...

Ingiero un trozo de mi filete de Paco y bebo un trago de Don Simón.

    ...mi padre tenía una parrilla donde preparaba churrasco, que lo aprendió a hacer en la Argentina, entre libros y más libros y más libros de la editoria Losada.

...Deliciosa la carne de Paco.

Y mi madre, quien llevaba el día día de la cocina, hacía un gazpacho fantástico por ser andaluza, si bien sus ensaladillas rusas y sus canelones no le iban a la zaga.

Mastico rememorando los sabores maternos.

Y ahí estaba mi primo Kikón, con los maravillosos platos de pasta que nos hacía a Chemi y a mí los fines de semana, cuando estábamos en el internado Monfort, en Loeches (Madrid).

Y con el último trozo de carne me vienen a la mente sabores de restaurantes mejiocanos, con sus margaritas; indios, con sus picantes. Y gallegos: Combarro, con sus mariscos y su albariño.
                                                  Kiko Cabanillas.


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