9 de febrero de 2016

-Encerrado en la Biblioteca.

Todo esto sucedió el lunes de carnaval.
Estaba yo ya muy tarde en la Biblioteca Municipal de Los Rosales sumergido en la sección de poesía...
“Cerramos”, dijo una voz femenina.
“Voy”, contesté. Pero...
En plena búsqueda de jóvenes poetas hispanoamericanos.
Se apagaron las luces y dejé mis consultas y me dispuse a salir.
Ya no quedaba nadie y...La puerta estaba cerrada con llave.
¡Me habían dejado encerrado!.
Además mañana era festivo.
Acudí al teléfono pero no daba señal.
Pasé una hora de verdaderos nervios. Sin embargo...
Estaba encerrado en una biblioteca: Verdadero sueño.

En un primer momento me dirigí a la sección de cultura: Promoción Poética de los Cincuenta.
Caí bajo la lírica de Gil de Biedma, Goytisolo, Ángel González...De la Poesía Social al Intimismo.
Ya lo había leído todo pero volví a leer la que consideraba la mejor poesías contemporánea española.
Cuando me dí cuenta ya eran las dos de la mañana.
Entonces comencé con la narrativa: “La librería ambulante”, de Christopher Morley: Una mujer deja su vida anodina y aburrida en una granja para seguir a un vendedor ambulante de libros. Le compra el carromato y comienza una nueva vida. Finalmente se enamora de su vendedor, quien le vende todo el negocio porque se quiere dedicar a escribir.

A continuación, a las seis de la mañana, retomé la Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea 1914-1957, de José Olivio Jimenez. Me extasié con Neruda, Carlos Pellicer, Jorge Gillén y Octavio Paz.
Sólo había algo que eché realmente de menos: Mi botella de JB.

A las ocho de la mañana llegó la limpiadora, quien trabajaba en festivo gracias a dios. Y abrió para limpiar el suelo de la biblioteca..
Reconozco que dudé un momento si salir o continuar con mi romance.
Finalmente abandoné el lugar y nunca lamenté lo sucedido.
                                                             Kiko Vacanillas.

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