“Pues sí señor Albero Garzón ha
sido usted elegido como el menos malo, para llevar a cabo nuestro
propósito que no es otro sino el de darle el gobierno de la nación.
Mire usted la evolución ética y moral
de sus predecesores: PSOE y PP.
Los socialistas comenzaron sin corbata
y cargados de principios y con el paso del tiempo vestidos de Armani
y con escándalos como los del ERE.
Y el PP, partido conservador
supuestamente más serio y riguroso, acaba sumido en todo un serial
de escándalos políticos y económicos sin parangón.
Y ustedes...
Caerán también, pero serán los que
más tarden en caer. Y cuando caigan aquí estaré yo: El ángel
maldito para recordarles de dónde viene su poder y el acuerdo que
suscribieron en su momento conmigo”.
Los resultados de las elecciones fueron
insospechados para todos los analistas. Incluso se repitió el
recuento de votos. Pero indudablemente había ganado IU.
E increiblemente comenzaría con este
oscuro pacto la temporada de mayor eficiencia y comportamiento moral
habido en España.
Asimismo, si algo dudaba Garzón es el
porqué de que un poder supuestamente “malo” había facilitado su
investidura. Lo que jamás logró superar nuestro presidente fue el
hecho de que
había sido un fraude su llegada al
poder.
“Sí es cierto -le dijo el daimon-
pero era el mejor de los males. Y como te dije has tenido tiempo u
ocasión para remediarlo”.
Los analistas estudiaban el ascenso de
un grupo político que llegó al poder contra todo pronóstico, quizá
gracias al voto de castigo, y que sin embargo había logrado el
período más largo de estabilidad políticas y económica de España
en lo que ya comenzó a llamarse la “Segunda Transición”.
Ahora quedaba por ver qué pediría el
diablo a cambio.
Kiko Cabanillas.
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