Mi hermano Suso tiene tres casas
ubicadas en el concello compostelano de O Carballo.
Una de ellas es su vivienda habitual,
donde vive con su mujer, que es pintora y ocasionalmente con sus
hijas, que estudian en Madrid. Viaja mucho por trabajo.
El caso es que dos de estas casas las
va a dedicar a turismo rural, si consigue desbloquerar el infierno de
permisos en el que está sumido.
El otro día estuvo reunido Suso con el
alcalde del citado ayuntamiento y tras hablar de su negocio le
ofreció la posibilidad de que yo impartiese clases de alfabetización
en una de sus casas.
Me presentó como un periodista
dedicado a la enseñanza con el colectivo inmigrante desde hace
veinte años y presidente de la ONG Ecos do Sur, por un período de
cuatro años.
El alcalde se mostró muy interesado y
dijo que incluso se podría conseguir presupuesto para ello.
Sin embargo desestimó el encuentro que
Suso le había pedido con el concejal de cultura: “Yo me ocuparé
personalmente del asunto”, dijo.
La idea es que imparta clases dos días
a la semana, lo cual me permitirá seguir con mis clases de español
a inmigrantes y escribiendo en el blog de Ecos do Sur, así como en
mi blog literario.
El siguiente paso es controlar los
buses desde Santiago, pues no conduzco desde que tuve el fatídico
accidente.
En cuanto a los libros: Los conseguiré
en Ecos do Sur, pidiéndoselos a Alfredo para hacer fotocopias o bien
en la FNAC. Esperemos que me los pague el ayuntamiento. Si no los
pagaré yo encantado.
Entusiasmado estoy con la idea y el
favor. Respecto a mi hermano Suso tan sólo diré que fue la única
persona que reconocí cuando me desperté del coma. Y que a pesar de
que fue un “pijo” de manual siempre he podido contar con él para
todo tipo de favores, que hace desinteresadamente y
del modo más altruista. La edad lo
mejoró como al buen vino.
Kiko Cabanillas.
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