Todo comenzó en la casa de mi hermano Javier en el compostelano concello de Arzúa.
Iba yo con mi bastón saliendo de la casa, cuando de repente: Traspiés y
en mi caída logré apoyar un pie y así conseguí mantenerme firme.
Pero el pánico quedó inserto en mi para todo el día.
Y por la tarde fuimos al centro comercial As Cancelas. Todo sucedió bajando en las escaleras mecánicas.
Justo antes de poner un pié en el citado método de transporte tuve una
visión: Caía bajando y cuando mi cuerpo llegaba al final mi carne se
insertaba en el suelo y al llegar al límite era absorbida por el
mecanismo, que ,tras incorporar toda mi pierna derecha , la retornaba en
forma de salchichas.
Atroz. Primero una pierna, como en cámara lenta, luego la otra: Más salchichas.
Mi torso: Nuevas salchichas frescas.
Y cuando le tocó el tuno a mi cabeza retorné a la realidad y aún asustado, le dije a mi hermano:
"Lo siento pero no puedo bajar por las escaleras mecánicas".
Así es que fuí al ascensor.
Y cual no sería la fatalidad cuando el ascensor no abría la puerta.
Estaba atrapado. Una señora se puso histérica. Y el oxígeno escaseaba.
Una anciana perdió el conocimiento.
De repente se me fueron las fuerzas y caí.
Justo en el momento de tocar el suelo con la cabeza desperté: Y repentinamente descubrí que había sido otra ensoñación.
Finalmente le dije a Javier que había que ir por las escaleras, donde
milagrosamente todo el descenso transcurrió con normalidad y ningún
sueño se apoderó más de mi.
por kikovacanillas
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