14 de marzo de 2016

La invasión de la foto

Estaba sólo en casa el domingo pasado, así es que decidí invertir mi libre en aprender a descargar fotos desde mi máquina digital al ordenador.
Cogí la cámara del armario, la encendí y las conecté al disco duro. Le dí sal OK y todas las fotos que previamente había hecho pasaron al ordenador.
Entonces pulsé “Mozila Thunderbird” y cree un correo electrónico. Le di al “Adjunto”. Y busqué la foto. Operación que me llevo mucho tiempo hasta descubrir cómo se busca la foto. “Imagen” y doble click en la foto deseada. Y “Enviar” sin más.
Finalmente hice la prueba de imprimir la foto.
Le dí a “Imprimir” y...
Efectivamente comenzó a salir impresa la foto, pero..
¡No paraba de salir papel!.
Ya habían salido como dos folios seguidos.
Y tres y cuatro y cinco.
Entonces cogí un folio y leí: “No me toque los cojones”.
Parecía como si el ordenador estuviera enfadado conmigo.
Decidí abandonar el despacho un rato para ver si pasaba. Pero cuando volví todo era peor.
El suelo estaba cubierto de hojas impresas.
Ya sé: Desconecte la corriente. Y como por arte de magia la impresora la impresora siguió funcionando. Incluso cuando se acabaron los folios.
Reponía las hojas. Y de algún modo tenía una alternativa a la electricidad.
“Esto es magia”, me dije a mí mismo.
La hecatombe siguió su curso. Fui a buscar a José el portero para ver si me ayudaba. Pero no estaba.
Cuando llegué al despacho casi no podía entrar. La puerta de la terraza se había roto y los folios salían a la calle. Era una auténtica invasión.
Llamé a María la doméstica y cuando llegó le expliqué lo que había ocurrido en el piso superior del piso: En el despacho.
Subió conmigo y: ¡Todo estaba normal!.
“Debiches soñar meu fillo”.
Kiko Cabanillas

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