Gracias a mi alumno Fernando había
conseguido una pistola en el Portiño, por doscienteos cincuenta
euros.
Mi alumno de español portugués se
preocupó cuando se la pedí, con la completa seguridad de que me la
conseguiría. Me dijo -¿A quién vas a matar?. Mira que te arruinas
la vida. -No te preocupes Fernando es sólo para dar un susto.
Pero yo sabía que la primera bala de
ese cargador estaba destinada a poner fin a mi vida.
Arrastraba una neurosis postraumática,
mi mujer se acababa de separar de mi...
Me fuí a cenar a La Penela para
despedirme de Kiko -yo- y bebí casi dos botellas de Ribera del
Duero, además de dos copas de aguardiente blanca.
Sabía lo que me esperaba al llegar a
casa, así que decidí ir al restaurante Tamarindo a tomarme un
“pisco shower”, que fueron tres.
Cuando llegué a casa estaba claramente
borracho.
Y encendí el ordenador y abrí el
archivo que decía “Por qué”...
“Falta de amor de pareja”,
“Neurosis postraumática”, “Sin trabajo”, “Minusvalía”...
Pues sí. Está claro.
Saqué la pistola del armario. Y
sentado en el despacho coloqué un cojín sobre la mesa y sobre ella
mi cabeza. Quité el seguro tal como me había dicho Fernando, apoyé
el caño sobre mi sién y...
...“Kiko, ¿qué haces dormido en el
despacho?, me dijo la doméstica María.
Pero...
“Te has vuelto a quedar frito
escribiendo. Debes tener cuidado. Un día te caes y tendremos un
problema”.
Kiko Cabanillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario