21 de junio de 2016

-Estatua de una plaza que no existe-

Felipe Benítez Reyes me presentó ciertamente una estatua de una plaza que no existe.
Era -como en “El Club de los Diferentes”- una figura en la que animación y juventud se daban la mano. Y los niños alegres se aproximaban a ella y la achuchaban.
Todo era felicidad en torno a esta figura. Las autoridades sanitarias sospecharon de patologías en lo que a salud mental se refiere.
¿Es acaso todo ficción?.
Si no existe la plaza cómo diablos va a existir la estatua que la preside.
“Es Poesía”.
Bueno eso lo explica todo.
Lirismo y fantasía no exigen realidad. Son espíritu.
Y el espíritu viaja en una carretilla de obra empujada por unos pillos.

Y la plaza...¿Seguro que no existe?.
Sí existe porque yo la cree para que en ella viviese la figura.
Es una plaza redonda poblada de geranios. Con columpios. Y niños. Muchos niños.

Felipe Benitez Reyes es inmenso. Y si el dice que existe será porque la ha visto. Digo yo.
Y ni que decir tiene que hay muchas formas de ver.
Y si la creó en vez de verla.
Bueno, pues ya está la creo y después la vio.
Pero todo ello es intranscendente para los niños que con la estatua juegan.

Y yo iré a colocarle un gorro de lana para que no pase frío en invierno. Felipe me dirá el camino.
                                      Kiko Cabanillas.

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