18 de julio de 2016

-Hijo de una camarera en A Toxa..

Realmente fue un encuentro casual e improvisado el que mantuve con Eva, camarera en el Gran Hotel de A Toxa. No tenía anticonceptivos, así es que no tomé precauciones, si bien a mi la llamada marcha atrás nunca me había fallado.
Exactamente al año de este romance recibí una carta en casa anunciándome que tenía un hijo. No me lo creí hasta que vi una fotocopia del ADN y al lado el mío. Si bien nunca supe de dónde lo había sacado. Del Chuac indudablemente.
Contesté la carta y les invité a que acudieran a mi casa para conocer a mi hijo.
Vinieron en la fecha señalada. Yo seguía viviendo sólo porque como ya sabéis me acabo de separar.
Eva estaba preciosa y nuestro hijo era una golosina.
Decidí reconocerlo y ayudarles económicamente. Lo cual no era fácil en mi caso pues le paso una pensión a mi ex-mujer y a mis hijos.
Desde entonces todos los fines de semana venía ella o iba yo a su encuentro.
Tras un año con esta dinámica decidimos vivir juntos los tres y poner una librería en A Coruña.
El negocio no había manera de arrancarlo, pero mi convivencia con Eva y Lucas fué realmente maravillosa.
Además los dos recibíamos ayudas de nuestras respectivas familias.
Lucas creció y me hizo viejo.
Cumplí los sesenta y cinco al tiempo que Lucas acababa de estudiar Medicina. Y Eva tenía unos maravillosos cincuenta años.
Finalmente la Fenac decidió comprarnos el negocio, a condición de que siguieramos llevándolo nosotros. Fue un sueño.
Con el nuevo nombre la librería resurgió y fue realmente bien.
Eva, Lucas y Kiko fueron ciertamente felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario