11 de julio de 2016

-”Marisquería el 10”.

En la coruñesa Plaza de España, 8, cerca de la plaza de María Pita. Es mi deber espiritual recomendaros esta marisquería, en la que comimos cinco personas: Julia y yo. Mi padre. Mi hermano Javier y su mujer pintora: Centollas, ostras, albariño, arroz con lumbrigante...y alguna entrada, por tan sólo 205 euros.
Atención exquisita, el dueño estuvo diez minutos explicándonos que ponía centollas pequeñas porque las grandes le habían salido malas.
Fuimos también debidamente informados del pueblo del que eran las ostras: Deliciosas.
El dueño nos contó -inspirado por mis preguntas- que llevaba trabajando treinta años en el lugar. Y que nunca tuvo otro remedio pues eran quince hermanos.
Mi hermano Javier me facilitó un Farias, que fumamos con el café. Y mi padre -tiene ochenta años- volvió a contar cuando, en su reciente viaje a Italia, tras subir una eterna escalinata, se despertó doblado como una alcayata. Si bien puede que no esté ya tan ágil sigue conservando un envidiable sentido del humor.
“Quise dar la vuelta pues estaba agotado. Pero venían tras de mi una barahúnda de japoneses...”.
Mi hija Julia tomó albariño. Con lo cual estuvo encantadora.
Mi padre, hermano y cuñada se interesaron por la vida que lleva en Madrid. Y ella les informó: “Voy a estudiar Derecho -ya empezó- y Antropolgía -comienza para el año-. Y espero poder trabajar en una ong al acabar”.
Yo, que también colaboro con la ong Ecos do Sur, -que presidí cuatro años- estaba tan inflado que yo creo que mis ciento quince kilos se elevaron un palmo del suelo.
Fue para mi un placer abandonar mi régimen por un día. Incluso me tomé mi ajuardente branca con el café de pota.
Traté de hablar gallego con el dueño. Pero en A Coruña “Non sei que lles pasa...É como si sinteran vergonza de falar na lingüa de seus pais”. “A Cruña é o Madrid de Galiza”. “A min doeme e iso que non sou galego. Bueno son fillo de galego, que é case o mesmo”.
                                         






                                           Kiko Cabanillas.

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