Sería todo muy sencillo: Conseguir
contactos en diversos medios de comunicación (Prensa escrita), sacar
un billete a Alepo (desde Madrid). Y aterrizar en la guerra. Crónicas
a pié de calle con fotos diversas. Entrevistas a la población
civil.
Aprovecharía la ocasión de vivir sólo
(pues me hallo separado de mi mujer) y tendría ocasión de escribir
desde un lugar en el que ya casi nadie se atreve a redactar y hacer
fotos.
Viene a mi mente que los periodistas
somos “las tres d”: Deprimidos, Divorciados y Dipsómanos.
Bueno deprimido de momento no estoy,
pero espera a que comience a trabajar de corresponsal de guerra. La
brutal realidad entristecerá mi alma sin duda alguna.
Pero he aquí que mi hijo con Síndrome
de Down me ata por los machos a vivir en España, aunque sólo lo vea
cada mes, cuando me desplazo a la capital
Los inmigrantes con los que llevo
veinte años trabajando desde la ONG Ecos do Sur, como profe de
español y como bloguero.
Pero yo; aunque padezco una minusvalía,
de la que estoy casi recuperado; soy periodistas y fotógrafo. Y no
sé hacer otra cosa. Tengo una pensión de invalidez que me permite
vivir con lo suficiente para mi y los míos.
Yo no sé cual será la decisión
final, pero ya me estoy documentando sobre Alepo: Cruce de
culturas y credos, que parece destinado inevitablemente a vivir en
guerra.
De momento sigo trabajando en prensa
del Centro Comercial Área Central y con los inmigrantes de Ecos do
Sur. Pero cada mañana que me levanto pienso en Alepo. Ha comenzado a
perseguirme y yo quizás me deje coger.
Kiko Cabanillas.
Kiko Cabanillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario