8 de agosto de 2016

-Alepo me llama.

Sería todo muy sencillo: Conseguir contactos en diversos medios de comunicación (Prensa escrita), sacar un billete a Alepo (desde Madrid). Y aterrizar en la guerra. Crónicas a pié de calle con fotos diversas. Entrevistas a la población civil.
Aprovecharía la ocasión de vivir sólo (pues me hallo separado de mi mujer) y tendría ocasión de escribir desde un lugar en el que ya casi nadie se atreve a redactar y hacer fotos.
Viene a mi mente que los periodistas somos “las tres d”: Deprimidos, Divorciados y Dipsómanos.
Bueno deprimido de momento no estoy, pero espera a que comience a trabajar de corresponsal de guerra. La brutal realidad entristecerá mi alma sin duda alguna.

Pero he aquí que mi hijo con Síndrome de Down me ata por los machos a vivir en España, aunque sólo lo vea cada mes, cuando me desplazo a la capital
Los inmigrantes con los que llevo veinte años trabajando desde la ONG Ecos do Sur, como profe de español y como bloguero.

Pero yo; aunque padezco una minusvalía, de la que estoy casi recuperado; soy periodistas y fotógrafo. Y no sé hacer otra cosa. Tengo una pensión de invalidez que me permite vivir con lo suficiente para mi y los míos.

Yo no sé cual será la decisión final, pero ya me estoy documentando sobre Alepo: Cruce de culturas y credos, que parece destinado inevitablemente a vivir en guerra.

De momento sigo trabajando en prensa del Centro Comercial Área Central y con los inmigrantes de Ecos do Sur. Pero cada mañana que me levanto pienso en Alepo. Ha comenzado a perseguirme y yo quizás me deje coger.                   
                                                  Kiko Cabanillas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario