Mi hermano Javier,
muy respetuoso se limitó de decirme: “Muy típico tuyo”.
Mi primo Enrique
aún sin evitar su entusiasmo me dijo que lo pensaría y que lo
quería consultar con su mujer Vicky.
Al día siguiente
me trasladó el mensaje de Vicky que decía: “Kiko debes ocuparte
de tus hijos Julia y Santi -Síndrome de Down-. No te puedes permitir
ese tipo de viajes”.
Y la que me
impacto más por su sabiduría fue el consejo de mi hija Julia, quien
me dijo: “Si es lo que quieres hacer, adelante. Pero yo creo que
deberías esperar a que acabe la carrera”.
Finalmente -y tras
comprobar en Internet el penoso estado en el que queda Alepo tras los
bombardeos- decidí la opción de Julia. Queda pues aplazado y entre
tanto me recuperaré físicamente, tanto en el gimnasio como dando
innumerables paseos, e incluso recuperando el footing. Lo cierto es
que quien no puede bajar una escalera sin estar agarrado a un
pasamanos debido a su minusvalía...Además tengo ya cincuenta años,
no soy ningún chaval.
Queda pues
aplazado y entre tanto me documentaré exhaustivamente de la
situación política y socio-cultural de los pasíses en guerra. Para
entonces espero que la situación en Alepo esté normalizada, pero
lamentablemente siempre habrá países en guerra.
Mi duda es si con la espera no me haré definitivamente viejo.
Kiko Cabanillas.
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