23 de agosto de 2016

Fotos del paraíso.

Había quedado con mi profe María José y con la alumna Pilar para hacer fotos en el monte de San Pedro. Nos encontraríamos en la entrada del parking a las 19.30 horas. Y así fue.
A instancias de la maestra hacíamos fotos a velocidad lenta para ver si lográbamos el efecto velo en la cascada. A continuación a velocidad alta para ver si congelábamos el agua.
Hicimos fotos de la Torre de Hércules.
Pero cual fue mi sorpresa cuando al mirar por el visor, pude ver a la profe en bañador y una amplia piscina, con bellísimas mulatas.
Retiré el ojo del visor y todo volvía a la normalidad.
Estupefacto le pedí a María José que mirase por mi visor. Eso hizo y preguntó: “¿Para qué?”.
“¿No ves nada raro?”.
“No, cariño”.
Pilar también probó y nada ocurrió.
Pero a mi seguían visualizándose imágenes paradisíacas.
Finalizadas las fotos fuimos a verlas a la cafetería, donde al activarlas en mi cámara digital sí aparecían fotos inéditas de un fantástico lugar.
“Ah, era esto”, señaló la profe.
“Eso es que tu estás dotado con el duende. Esto te ocurrirá muy a menudo. Pero no le des importancia”.
“¿Cómo no le voy a dar importancia?”.
“Bueno si quieres puedes asistir a un curso de magia negra que imparte un inmigrante amigo mío”.
Decidí por fin no darle importancia.
Y a partir de entonces observé que las imágenes que se me aparecían estaban intimamente relacionadas con sueños que yo previamente había tenido.

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