Ahmad Matar vino de Siria en patera.
Parando en Turquía, donde trabajó una temporada.
Y luego hasta España. “Íbamos todos
apilados sin espacio ni para movernos. Tenías que hacerte todas las
necesidades encima”, me relata.
Ahora recibe clases de español en la
ONG Ecos do Sur. Yo soy su profesor.
Asimismo, imparte clases de árabe en
el coruñés bar Wikiki -los miércoles a las 20.30, de la rúa Estrecha de San Andrés.
Yo soy su alumno, junto a otros/as diez o
doce.
Empatia, juventud y risa fácil hacen
de Ahmad un magnífico profesor y un alumno sin igual.
“¿Que opinas de Al Hassad?”, le
pregunté.
“¿Qué voy a opinar de un asesino de
su propio pueblo?”, contestó.
“Mira, me dijo enseñándome en el
móvil cómo un avión del régimen soltaba cuatro bombas contra la
población civil.
Habla cinco idiomas y es carpintero de
profesión.
Entre tanto en Ecos do Sur tenemos como
meta la integración en la sociedad de acogida.
Ahmad cuenta su experiencia en la
universidad de Santiago de Compostela. Y su sociabilidad hará de
él sin duda un superviviente nato.
Kiko Cabanillas.
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