4 de noviembre de 2016

-Mi vida es mía-

...Y para celebrarlo esta coche me he cocinado para cenar unos pimientos rellenos de atún espolvoreados con parmesano. Pena de un buen vino. Fue un Don Simón.
Santiago Romero -redactor jefe de La Opinión- me ha citado al día siguiente para ver mis artículos. Seguro que alguno le interesa.
Esta colaboración la he conseguido por mis propios medios. Lo cual me llena de orgullo. Compañeros de redacción en común, periódicos compartidos en distintas épocas.
Además, como me he levantado a las 4, si bien a las 10 ya estaba dormido, pasaré la mañana en el gimnasio de la Casa del Agua.
Tengo un pulsómetro recién comprado y una tabla nueva de ejercicios y estiramientos.
La entrevista con el Centro de Información a la Mujer está pendiente de confirmación en el Ayuntamiento. Me dijeron que en una semana.
Este trabajo es para la web de Ecos do Sur.
Me va bien. Y cuando me va bien suelo ir al mercado de San Agustín a comprar pescado, lo cual me permite seguir con mi régimen. Ya he perdido quince kilos.
En cuanto a lecturas estoy volcado en la poesía contemporánea: Juan Manuel Romero, Alejandro Pedregosa, Bernardo Valdés, Rafael Guillén y Sandra Santana.
Asimismo, me estoy leyendo “Zhuang Zi”, nombre del autor que da título al libro y quien es quizá el más grande de los escritores taoista.
Para este autor el bien sumo del ser humano es la armonía y la libertad.
“El sabio debe identificarse con el Tao y dejar discurrir espontáneamente su vida, suprimiendo metas y deseos, y alcanzando así la genuina libertad.

Y me pregunto yo...¿No es esta una filosofía de multimillonarios?. Pues quien tiene que trabajar doce horas en una fábrica entenderá que el Tao es una marca de salchichas.
                                           Kiko Cabanillas.

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