1 de noviembre de 2016

Retorno a la vida de escritor.

Este puente de finales de octubre, principios de noviembre lo han pasado mi casi-ex mujer y mi hijo Santiago en casa de A Coruña.
Salimos mucho: Santa Cristina, Santiago: Casa del abuelo.
Pero ya hemos iniciado los trámites de separación. Yo apoyado por OcampoAbogados, esto es por mi amigo el Lobo.
Por fin me he quedado sólo, pues Ana y Santi se irán en cuanto se levanten a Madrid, a casa del abuelo Pepe. Y yo: Feliz.
Cada vez me cae mejor Kiko: O sea yo.
Al tiempo que se agudiza mi intransigencia hacia la mayoría de la gente.
Sueño con quedarme sólo escribiendo. Con ir al mercado de Santa Cristina.
Con cocinar unos buenos mejillones. Con albariño.
Aunque deseo proseguir el régimen: Ya he perdido quince kilos. Todo lo que necesito es estar sólo.
Para continuar con mis clases de español a Cristina (inmigrante austríaca).
Y seguir con mis colaboraciones con Santiago Romero en La Opinión.
Quiero seguir documentándome en la Fnac de Madrid. Y elegir tema en The New York Time.
Asimismo, seguir escribiendo en “Tustextos”, en mi blog literario y en “Mundopoesía”.
Escribir se ha convertido para mi en algo primordial.
Sueño con relatos.
Sólo.
No necesito a nadie.
Mis libros de Poesía.
Ya sólo leo poesía, que tomo prestada de la Biblioteca Municipal de Los Rosales.
También continuo con mi colaboración con el blog de Ecos do Sur, donde estoy trabajando en un reportaje sobre violencia machista.
El caso es que tengo el teléfono de tres asociaciones de feministas que luchan contra esta lacra, pero parecen reticentes a nuestro reportaje. No me extraña: La falta de sensibilidad les duele.
Continuaré mis llamadas y caso de que no accedan a una entrevista me limitaré a obtener información de Internet.
Las víctimas de violencia machista, así como las asociaciones que con ellas trabajan, son el colmo de la asociabilidad.
Y mientras seguiré escribiendo para Área Central (centro comercial), Santiago Romero (Opinión), para Ecos do Sur, y variados blog y webs literarias.

                                                          Kiko Cabanillas.

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