Este puente de
finales de octubre, principios de noviembre lo han pasado mi casi-ex
mujer y mi hijo Santiago en casa de A Coruña.
Salimos mucho:
Santa Cristina, Santiago: Casa del abuelo.
Pero ya hemos
iniciado los trámites de separación. Yo apoyado por OcampoAbogados,
esto es por mi amigo el Lobo.
Por fin me he
quedado sólo, pues Ana y Santi se irán en cuanto se levanten a
Madrid, a casa del abuelo Pepe. Y yo: Feliz.
Cada vez me cae
mejor Kiko: O sea yo.
Al tiempo que se
agudiza mi intransigencia hacia la mayoría de la gente.
Sueño con
quedarme sólo escribiendo. Con ir al mercado de Santa Cristina.
Con cocinar unos
buenos mejillones. Con albariño.
Aunque deseo
proseguir el régimen: Ya he perdido quince kilos. Todo lo que
necesito es estar sólo.
Para continuar con
mis clases de español a Cristina (inmigrante austríaca).
Y seguir con mis
colaboraciones con Santiago Romero en La Opinión.
Quiero seguir
documentándome en la Fnac de Madrid. Y elegir tema en The New York
Time.
Asimismo, seguir
escribiendo en “Tustextos”, en mi blog literario y en
“Mundopoesía”.
Escribir se ha
convertido para mi en algo primordial.
Sueño con
relatos.
Sólo.
No necesito a
nadie.
Mis libros de
Poesía.
Ya sólo leo
poesía, que tomo prestada de la Biblioteca Municipal de Los Rosales.
También continuo
con mi colaboración con el blog de Ecos do Sur, donde estoy
trabajando en un reportaje sobre violencia machista.
El caso es que
tengo el teléfono de tres asociaciones de feministas que luchan
contra esta lacra, pero parecen reticentes a nuestro reportaje. No me
extraña: La falta de sensibilidad les duele.
Continuaré mis
llamadas y caso de que no accedan a una entrevista me limitaré a
obtener información de Internet.
Las víctimas de
violencia machista, así como las asociaciones que con ellas
trabajan, son el colmo de la asociabilidad.
Y mientras seguiré
escribiendo para Área Central (centro comercial), Santiago Romero
(Opinión), para Ecos do Sur, y variados blog y webs literarias.
Kiko Cabanillas.
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