Me desperté en la cama de un hospital.
Estaba rodeado por enfermeras y algún
médico.
Todo el mundo parecía alegrarse de
verme consciente, pero yo sólo reconocía a mi hermano Javier.
Una mujer me acariciaba la cabeza.
Sin duda alguna era Claudia, la que fue
mi novia brasileña.
“Qué chica más cariñosa”, le
dije a Javier.
“Es tu mujer. ¿Es que no la
reconoces?”, dijo mi hermano.
“No mi mujer es Ana. Bueno mi
ex-mujer”, señalé.
Contarme que ha pasado...
Bien Kiko desde que vives en Alemania,
hace ahora diez años, te has aficionado al alpinismo.
Ya es el segundo accidente que sufres.
En el anterior te rompiste una pierna,
Y en este has sufrido un TCE, del que te recuperarás.
“¿Estoy casado con Claudia?,
pregunté.
“Sí Kiko y tienes dos hijos”,
respondió Javier.
Trabajas de escritor en una editorial
de Munich y vendes muchos libros. Aprendiste la lengua en poco más
de dos años.
Pero...¿Y mis hijos Julia y Santi?. Y
¿Mi casa en La Coruña?. Y ¿Mis inmigrantes?.
“No te preocupes son sólo sueños.
Nos han advertido que los tendrías.
Kiko Cabanillas.
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