16 de diciembre de 2016

“Hombre-50-Hamsun”.

 “Soy un hombre de 50 años”. Así comienza mi presentación en mi turno de intervención en mi clase de árabe impartida por el joven sirio Ahmad, en el bar Waikiki de la coruñesa Estrecha de San Andrés.
Después de la clase, bromeando con mi edad, el profe me dijo: “Pero Kiko si ya tienes el pelo blanco”.
Y es que efectivamente ya ha pasado un siglo desde mis primeros porros en la Cruz de la Alameda de Pontevedra, donde soñábamos con escaparnos de casa con un saquito de marigüana en la mochila.
Pues eso...La semana pasada Kaki me invitó a un par de petardos a la vuelta de una cena familiar y estuve durmiendo 17 horas para recuperarme.
Fueron los cincuenta años los que cumplió mi padre cuando yo lleno de sorna le regalé un bastón. Hoy tiene 84 y ya usa el bastón.
Han pasado más de veinte años desde que contraje matrimonio por la Apostólica y Romana con esa bella mujer de ojos celestes, con la que tuve dos hijos, de la cual vivo separado y estoy en trámites de separación.
Santo Domingo, Marruecos, Méjico, Nueva York, las Alpujarras...
Seguí viajando de casado, aunque por fin abandoné los destinos de tercer mundo, que tanto me fascinaban y me fascinan.
Llego a los cincuenta con muchos países bajo mi mochila. Y mucho país en desarrollo: India, Nepal Turquía, Marruecos, Méjico... Casi toda Europa. EEUU. Y más...
Me encuentro por fin medianamente reestablecido de la discaopacidad que presento desde mi accidente de tráfico sufrido hace ya veinte años, sí, tras mi viaje de novios.
Tengo dos hijos maravillosos, uno de ellos con un fascinante Síndrome de Down. Y la otra estudiante de Derecho y Antropología en Madrid.
Vivo sólo con mis libros. Y extraigo de la Biblioteca Municipal de Los Rosales una media de cinco libros semanales.
Amo la poesía. La Promoción poética de los cincuenta y a Leopoldo María Panero.
Y eso...

Ya tengo cincuenta años y el pelo blanco.
                      Kiko Cabanillas.

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