Le pidieron mi
“wasap” a mi hermano Javier. Y así fue como me enteré de la
movida: Querían hacer una cena de todos los que fuimos al colegio Sagrado Corazón y que pertenecíamos a la promoción
que este año cumple cincuenta años.
Quedamos en la
Herrería y hasta allí me llevó Ramón, quien también vive en A
Coruña.
Fue como una
resurrección de entre los muertos.
Compañeros con
barrrigón y pelo blanco o calvos.
Ellas con la
belleza que da la edad.
La comida fue muy
gallega, abundante y deliciosa.
Ya en la cena los
recuerdos de los años de adolescentes fueron constantes.
Ecus,
Golope...Chorizadas, Queimadas.
Fernando, “el
negro”, se acababa de separar como yo. Lo cual nos dio muchos temas
de conversación en común.
Revivimos
episodios entrañables.
Yo de inmediato
les dije al negro, al bolo y a Chus que tenían que venir a comer a
casa, donde les enseñaría unas fotos fascinantes.
Quedaron en que
sí.
Y lo más
fascinante de la noche es que me lié con Teresa, quien no había
coincidido conmigo en el colegio porque ella entró cuando yo ya me
había ido al instituto Sánchez Cantón.
De todos modos
animados por la magia de los recuerdos y por las copas tuvimos un
episodio ardiente y en el que yo respondí como un adolescente a
pesar de mi edad.
Chus y el “Bolo”
comprendieron que no fuese a dormir a su casa habida cuenta de mi
nuevo plan.
Y lo que es más
fascinante es que mi relación con Teresa, casada, pervivió en el
tiempo. Y finalmente nos fuimos a vivir juntos. Y ya con el tiempo
nos casamos por lo civil y tuvimos hijos.
Ciertamente estoy
invitado a una cena la semana que viene en Pontevedra, pero por si
acaso resulta un muermo me la acabo de inventar.
Kiko Cabanillas.
Hola, Kiko. No necesitas el carnet de la Unión Nacional de Escritores. Efectivamente, eres un escritor.
ResponderEliminarUn saludo online y nos vemos en la xuntanza.