20 de enero de 2017

-Pontevedra siempre vivirá en mí.

Le pidieron mi “wasap” a mi hermano Javier. Y así fue como me enteré de la movida: Querían hacer una cena de todos los que fuimos al colegio Sagrado Corazón y que pertenecíamos a la promoción que este año cumple cincuenta años.
Quedamos en la Herrería y hasta allí me llevó Ramón, quien también vive en A Coruña.
Fue como una resurrección de entre los muertos.
Compañeros con barrrigón y pelo blanco o calvos.
Ellas con la belleza que da la edad.
La comida fue muy gallega, abundante y deliciosa.

Ya en la cena los recuerdos de los años de adolescentes fueron constantes.
Ecus, Golope...Chorizadas, Queimadas.
Fernando, “el negro”, se acababa de separar como yo. Lo cual nos dio muchos temas de conversación en común.
Revivimos episodios entrañables.

Yo de inmediato les dije al negro, al bolo y a Chus que tenían que venir a comer a casa, donde les enseñaría unas fotos fascinantes.

Quedaron en que sí.

Y lo más fascinante de la noche es que me lié con Teresa, quien no había coincidido conmigo en el colegio porque ella entró cuando yo ya me había ido al instituto Sánchez Cantón.
De todos modos animados por la magia de los recuerdos y por las copas tuvimos un episodio ardiente y en el que yo respondí como un adolescente a pesar de mi edad.

Chus y el “Bolo” comprendieron que no fuese a dormir a su casa habida cuenta de mi nuevo plan.

Y lo que es más fascinante es que mi relación con Teresa, casada, pervivió en el tiempo. Y finalmente nos fuimos a vivir juntos. Y ya con el tiempo nos casamos por lo civil y tuvimos hijos.

Ciertamente estoy invitado a una cena la semana que viene en Pontevedra, pero por si acaso resulta un muermo me la acabo de inventar.
 
                                               Kiko Cabanillas.


















1 comentario:

  1. Hola, Kiko. No necesitas el carnet de la Unión Nacional de Escritores. Efectivamente, eres un escritor.
    Un saludo online y nos vemos en la xuntanza.

    ResponderEliminar