8 de febrero de 2017

-Sagrado´s 50.

En un restaurante de Pontevedra nos reunimos los antiguos colegiales del Colegio Sagrado Corazón de Jesús nacidos en 1966.
Viejos, calvos y con hijos adultos nos vimos treintas años después.
Yo dormí en casa del Nanas, quien me enseñó todas las postales que le envié desde los innumerables países por los que viajé. Desayuno de hotel. Toallas preparadas. Todo a punto.
También vi al “peixeiro”, que sigue tan animal como siempre.
Y a Richard, abogado por fin.
Chus y el Bolo casados y con una casa maravillosa y hijos con el pelo tan rojo como la madre.
El “Patoso” estuvo pinchando, temas de nuestros tiempos.
Yo estuve toda la noche con el “Negro”, quien es profesor de instituto y carpintero.
Pero lo más importante de todo es que me sentí querido.
Tengo amigos en Pontevedra y allí pienso volver a menudo.
De hecho ya tengo al Nanas buscándome un hotel barato o pensión donde pienso recluirme a escribir, al tiempo que disfruto de la compañía de los míos.
El señor Acuña, tan serio como siempre y entrañable con la edad.
Me recordaron constantemente como yo fui expulsado del colegio por rajarle las ruedas al Chano, profesor de inglés.
Ya entrada la noche hicieron aparición algunos de mis amigos del Instituto Sánchez Cantón, como Nito, quien conserva ese aire de duende malvado.
Mucho vino, copas y cerveza.
Cocido para comer, abundante y delicioso.
Recordamos acampadas, noches de desfase, robos de motos, trabajos electorales de pegadas de carteles...
Yo fui un golfo y así me lo recordaron.
La mayoría no me había visto desde mi accidente casi mortal del cual conservo una minusvalía. Y fue para ellos muy agradable comprobar que el espíritu de su amigo Kiko sigue tan integro como siempre.
“Menudo susto nos diste”, decían todas las caras al verme.
Esperaremos ansiosos la próxima xuntanza.
                               Kiko Cabanillas.



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