3 de junio de 2017

-Recogida de ropa para Grecia.

Estaba yo en mi sitio-despacho como todas las mañanas cuando de repente: “Ahmad”, que haces tú aquí”. “Vengo a hablar contigo”.
“Nos haces falta -continuó- para la recogida de ropa que estamos haciendo con destino a los campos de refugiados de Grecia”.
“Pues claro, ¿cuándo empiezo?”, contesté.
“Ahora mismo”, señaló. Y me condujo a un local llenísimo de ropa, que estaba situado al lado del Refugio del antiguo Padre Rubinos.
Lei y Teresa eran las que organizaban todo el asunto. Leti por la mañana y Teresa por la tarde.
Yo por la mañana estaba ocupado con mis clases de español a inmigrantes con Ecos do Sur.
Así es que empecé con Teresa a partir de las 16.00 horas.
Lo primero que hicimos fue colocar unos carteles que indicaban donde había que depositar la ropa proveniente del montón. Y para que ONG iría destinada: Aire, Padre Rubinos...
Luego colocamos bolsas grandes debajo de los carteles para ir arrojando en ellas la ropa.
Al día siguiente, como ya había más gente, nos dividíamos el trabajo: Unos rescataban del montón, otros seleccionaban y depositaban en las bolsas. Y finalmente se llevaban las bolsas a almacenar.
Había mucha ropa en mal estado.
Mi pauta es: “Lo que no usarías tú no lo dones”. Pero la gente dona auténticas basuras y se creen que hacen un gran favor.
Teresa me llamó la atención por tratar de organizar a los voluntarios nuevos. Y me dijo -de muy buenas formas- que de eso se ocupaban ella y Leti.
Docenas de cajas quedaron listas para su envío. Queda ahora pendiente conseguir el dinero para realizar los envíos.
Ropa para hombres, mujeres y niños, que ayudarán a personas que viven en la total indigencia..
Y comen de lo que les dan las ONGs.
El caso es que yo estaba escribiendo muchísimo en mi “Underwood” antes de ser fichado para la recogida, pero dejé de hacerlo de modo fulminante. Pero mi espíritu continuó alimentándose.
No escribía y casi no leía. Un poco de Poesía sí, claro.
Pero estaba en un estado catártico en el que no me hacía falta escribir para alimentar mi alma. Algo que hacía años que no me ocurría.
Teresa es un encanto y tiene una capacidad resolutiva y eficiente sin igual.
Tremendamente trabajadora.
Con Leti sólo coincidí una mañana de sábado, en la que me presentó a su madre, quien se declaró lectora de mis relatos. “Serás una de las diez personas que me leen”, dije. “No, de diez nada”, respondió.
El sábado también vino Ahmad, quien está siguiendo el Ramadán, por lo que tenía que parar de vez en cuando debido a los mareos que le provocaba el ayuno.
Mi otro alumno musulmán: Asiv, debido a la debilidad que le produce el ayuno lleva sin aparecer por clase quince días.
En la recogida se produce un efecto desesperante: Cuanto más recoges más ropa parecer quedar
por seleccionar. Absurdo sí pero fatalmente real.
Yo traté de escoger algo para llevarme de recuerdo, pero nada me satisfizo.
Era como ropa de “yonquie” aparte de haber muy poco en tallas XXL para mi.
Bueno miento porque hay mucha demanda de estas tallas por parte de mujeres africanas que ya han tenido muchos hijos y acaban desbordadas de kilos.
Hoy sábado cuando acabe de escribir volveré a Padre Rubinos a continuar trabajando.
Y lo cierto es que me satisface sin igual mi tarea.
Que ante las dificultades para agacharme debido a una lumbalgia que he desarrollado, me dedico mayoritariamente a la selección. Aunque una vez seleccionada la ropa la embalo y la traslado al almacén.
Me estoy drogando con Ibuproferno, cuya narcosis ayudará a mi alma es su cometido espiritual.

                          Kiko Cabanillas.

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