12 de julio de 2017

Colectivo “yonquie”.

Un claro heroinómano se acercó...Y yo comencé as recordar...

Fue con “Reto a la Esperanza” con quien empecé a trabajar de voluntario con el colectivo drogadicto.
Al igual que otras ONGs que conocía “Reto” les ofrecía una pseudoreligión como sustituto al espíritu que les facilita la heroína.

Es claramente un problema de espíritu.

La heroína se lo ofrece. Y son gente que carece de todo previamente al consumo.

Entre sí forman familia.
Muchas veces la única familia de verdad que han tenido.

Motes, bromas, cariños.

“Me he vuelto a poner chico”, dice Ernesto. “Esto no hay quien lo pare”, asevera.

La localización de “Reto” es fantástica. Tienen una casa grande y hermosa en el paseo marítimo, camino del Portiño.

Y es que Ernesto me decía el otro día: “El caballo es todo lo que tengo. Lo único es que e un amante muy puñetero”.

Otra cosa son los pastilleros. Quienes logran variar el estado anímico mediante la química.
Pero nada tiene que ver con la heroína.
Ni siquiera la cocaína tiene ese duende.

Chavales en permanente estado de ensoñación cuando van puestos.

Desesperados con el “mono”,
que no es sino el recuerdo de lo que acabaron de ser gracias al caballo.
                                                             Kiko Cabanillas.
















No hay comentarios:

Publicar un comentario