2 de julio de 2017

-El “Anguilas”.

Escribiendo con mi máquina en la calle volvió a mi la figura de el “Anguilas”, hijo de Hortensia y pescador del pantano.
Trabajaba de camarero en un bar del pueblo. Era limpio y ordenado.
Y llevaba dinero a casa, que falta que hacía.
Pero el “Anguilas” un día comenzó a leer poesía, de una antología de poetas del 27 que le dejó su profesor. El casi no podía acudir a clase por sus deberes laborales, pero iba siempre que podía.
Y así...
Comenzó a escribir poesía.
Era una poesía costumbrista cargada de lirismo.

Su profesor le animó a que publicara. Y así lo hizo.

Asimismo se presentaba a concursos, alguno de los cuales ganaba.

Hasta que un buen día un editor, de la editorial Cronos, se fijó en él.

Tenía un encanto similar al de Miguel Hernández, el hijo del cabrero..

Siempre llevaba al trabajo u libro y en la hora de la comida o en los descansos leía con fruicción.


El”Anguilas” desconectó de sus amigos del pueblo. Y tenía nuevas amistades. Todas del mundo literario. Poetisas, autores de Teatro.

Mucho domingos iba a Madrid a acudir a encuentros o conferencias.

Poco a poco se fue haciendo un nombre hasta que la editorial Anagrama le hizo un contrato que le liberaría del trabajo en el bar.
Podía asimismo darle dinero a su madre.

Pero cuando tuvo dinero comenzó a viajar sin pausa. Contrató a un profesor de inglés, idioma que dominó en poco más de un año.

Dos años después Hortensia fallecería -su padre muriera muchos años antes que ella- y por lo tanto quedó libre de responsabilidades familiares.
Así es que vendió todo y se marchó a vivir a Amsterdan.
Desde allí con su portátil siguió trabajando con la editorial Anagrama.

Asimismo se hizo profesor de literatura e imprtió cursos “on line”

Y llegó Amaya a su vida.
Ella también escribía y fatasticamente bien

Continuaron viajando mucho. Y incluso escribieron un libro a medias, firmado por ambos.

Tendrían dos hijos: Adolfo y Javier. Con los cuales su vida dió un cambio de ciento ochenta grados, pero se adaptaron perfectamente.
Ya cuando “El Lucio” murió “Amaya” se ocupó de que su obra no cayese en el olvido y la reeditó casi al completo.
                          Kiko Cabanillas.


































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