Tenemos algo de dioses.
Damos la vida y la quitamos.
La creación es nuestra norma.
Habitamos paraísos artificiales con la
esperanza de no ser excluidos del lugar al que hemos logrado
acceder mediante la literatura.
Pretendemos el espíritu.
Y el sumun de la escritura es la
Poesía.
Desde los infiernos de Baudeleire hasta
los versos de Leopoldo María Panero
Vivimos varias vidas.
Y lo hacemos con intensidad.
Una vida sin poesía no es vida, hay
quien dijo.
Una vida sin espíritu es una vida
incompleta. Y la Poesía es espíritu.
Estética, fondo, amor-muerte...
El duende que conocí cuando me lo
presentó el Camarón de la Isla me aseguró que el alma existe y que
está en cada verso y en cada quejío.
Para ser buen escritor debes cuidar el
alma.
Y cuando así hagas ya no serás tu
quien escribas sino que lo harán los dioses valiéndose de tus
manos.
Un buen poema, una botella de whisky,
un porro y buen flamenco es lo que transforma al ser humano en un
creador.
“Escritor”.
Más que humano. Casi un dios.
Espíritu.
Poesía o Narrativa, todo es luz.
Son más feos, mal vestidos.
Beben hasta gasolina.
Habitan paraísos artificiales.
Y como respirar...
Como soñar...
Como cantar....
Escriben sin cesar.
Son amigos de sus amigos.
Entre gente bien son unos mal-queda.
Mantened a vuestras hijas lejos de
ellos,
son perversos.
Son muy perversos.
Para siempre.
Kiko Cabanillas.
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