2 de julio de 2017

-Escritor.

Tenemos algo de dioses.
Damos la vida y la quitamos.
La creación es nuestra norma.
Habitamos paraísos artificiales con la esperanza de no ser excluidos del lugar al que hemos logrado acceder mediante la literatura.
Pretendemos el espíritu.

Y el sumun de la escritura es la Poesía.
Desde los infiernos de Baudeleire hasta los versos de Leopoldo María Panero

Vivimos varias vidas.
Y lo hacemos con intensidad.

Una vida sin poesía no es vida, hay quien dijo.

Una vida sin espíritu es una vida incompleta. Y la Poesía es espíritu.
Estética, fondo, amor-muerte...

El duende que conocí cuando me lo presentó el Camarón de la Isla me aseguró que el alma existe y que está en cada verso y en cada quejío.

Para ser buen escritor debes cuidar el alma.

Y cuando así hagas ya no serás tu quien escribas sino que lo harán los dioses valiéndose de tus manos.

Un buen poema, una botella de whisky, un porro y buen flamenco es lo que transforma al ser humano en un creador.

“Escritor”.

Más que humano. Casi un dios.
Espíritu.
Poesía o Narrativa, todo es luz.

Son más feos, mal vestidos.
Beben hasta gasolina.

Habitan paraísos artificiales.
Y como respirar...
Como soñar...
Como cantar....

Escriben sin cesar.
Son amigos de sus amigos.
Entre gente bien son unos mal-queda.

Mantened a vuestras hijas lejos de ellos,
son perversos.
Son muy perversos.
Para siempre.

                                      Kiko Cabanillas.























































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