¿Cómo
sobreviviría yo si fuese herido trabajando de periodista en una
guerra?.
Pues así sucedió
en Mosul yo fui herido trabajando de periodista. Por un bombardeo
irakí.
Tenía heridas de
metralla en el tórax y en la espala. Y una pierna fracturada por el
fémur.
Yo era por aquél
entonces un afamado periodista, lo cual me ayudó a que mi traslado a
casa fuese efectivo. La Cruz Roja turca se encargó de ello.
Y ya en casa...
Comprendí el
porqué me había hecho periodista de guerra.
Había trabajado
por mi cuenta muchos años, pero ahora lo hacía para El País.
El caso es que
había vuelto a casa. Y no tenía amigos. Sólo dos hermanos que
aunque vinieron a verme desde Santiago tenían sus propias vidas.
Acabé llamando a
la ONG Ecos do Sur pidiendo un inmigrante que tuviera conocimientos
de enfermería. Asiv llegó a casa aquél domingo lluvioso.
“¿Cómo os
jugáis la vida en las guerras para informar?. ¿Es que no tenéis
miedo?”.
“Verás chico es
que no tenemos otra cosa”.
Cuando mi amigo
Asiv me hubo cuidado y tras curarme las fractura de fémur regresé a
Siria. Esta vez a Raqq, último bastión del DAES.
Allí entreviste a
la población civil así como a líderes del DAES, quienes pensaban
trasladarse a África tras su expulsión de Siria.
Quedé cojo de por
vida. Y ello unido a que ya había cumplido los cincuenta años me
hacían replantearme mi carrera.
Pero estaba seguro
que otro reto surgiría. Y yo siempre seguiría al pie del cañón.
Bueno siempre no,
pero al menos diez años más.
Kiko Cabanillas.
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