4 de julio de 2017

-Inmigrantes-

Ibrahim vino a verme aquél día a mi despacho,
con Leti.
Mi relación con el mundo inmigrante comenzó hará unos veinte años -estaba yo recién accidentado-cuando comencé a dar clases de español al referido colectivo en Marín,
cerca de Pontevedra, donde vivía mi madre.

Así pues estuve unos días de verano viviendo en casa de mi madre,
cogia el trole a Marín todas las mañanas, y me iba al citado pueblo.
Llevaba en negocio Sor Elvira, una mojita de Cáritas,
que los amaba con locura, pero era eficiente y pragmática sin dejarse llevar por sentimentalismos.

Yo allí les dí clases de español. Y aprendían muy rápido.
Mohamed era el que más rápido aprendía.
Había llegado a la península escondido en un carguero.
Era joven, inquieto y atrevido.

Pero los meses de verano acabaron y con ellos la estancia en casa de mi madre.
Me desplacé a A Coruña,
y era tal lo que los echaba de menos
que busqué en Internet ONGs que trabajasen con inmigrantes en A Coruña.

“Ecos do Sur”. Allí continué mi labor de profe.
Luego comencé a llevarles temas de prensa
Y finalmente fui nombrado presidente.

En la actualidad sigo dando clases, sigo con temas de prensa...Pero he dejado la presidencia.

Cargo representativo, reuniones, trajes, políticas, búsqueda desesperada de dinero.

Yo era un profe. Y un periodista.
Bastante me dolía a mi cuando trabajando en La Voz me hacía ponerme un traje. No.

En la actualidad estoy aprendiendo árabe en la Escuela Oficial de Idiomas,
pues tengo una interrelación amistosa con el colectivo árabe.

Bueno realmente la Escuela de Idiomas comienza en Octubre.
Y de momento me enseña árabe Ahmd, mi alumno sirio.

Me saludan por la calle. Me piden favores por teléfono.
Y bromean, con un sentido del humor muy lejos del latino.

Y Ahmad a todo esto siempre sonríe.
Jamás le he visto una mala cara.
Vive acogido en casa de su amiga Leticia,
se quieren mucho.

                             Kiko Cabanillas.









































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