3 de julio de 2017

María me cuida mucho.

Y yo, viviendo en la calle, no pude renunciar a ella.
Es la singular María.
Debe llevar diez o doce años en casa.
Cuando me separé yo me quedé en casa y seguí disfrutando de sus servicios.

Plancha, limpia y ordena. Siempre respetando mi desorden ordenado.

Siempre que la llame en diez minutos está en casa.
“Si algún día no puedes poner la televisión llámame y vengo a ponértela”.

Me da mucha envidia porque tiene su aldea,
donde hace matanza y todo.

Tiene un marido muy agradable,
y se desvive por su hijo Cristian,
que por primera vez en su vida ha suspendido,
ha suspendido y tendrá que estudiar en verano.

María está conmigo en Julio,
de momento.
No quiero ni saber cuando coge vacaciones,
pues me llevaré un disgusto sin precedentes.

Y yo le deseo,
Felicidad.
Y sobre todo Salud,
Para que me siga cuidando.
Y también por ella, claro.

Que la quiero mogollón.






Mi buena María


Yo ensucio y ella limpia.
Plancha pues yo no sé.
Me habla de su Cristian.
Y pasa la aspiradora.
Aunque eso sí que lo sé hacer.
Es mi amiga y confidente.
Me pregunta por mis cosas y yo por las suyas.
Somos amigos,
Y viene tres veces a la semana a Ronda de Outeiro 421/16-B.
                      Kiko Cabanillas.


















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