2 de julio de 2017

-Me acuesto con mi portátil.

Desde que he separado, cuando viene mi mujer, Sonia, a pasar alguna temporada a casa para traerme a los niños escribo con mi portátil desde el salón, ubicado en la parte inferior de mi duplex.
Escribo en Dropbox y cuando se levanta lo recupero desde el ordenador de mi despacho.
Estoy realmente enamorado de mi portátil. Hasta tal punto que un día decidí acostarme con él.
Había terminado de redactar. Y ya cansado decidí irme a la cama.
Pero entre que dormiría sólo cuatro horas, para seguir escribiendo, y que estaba afectivamente muy próximo a mi ordenador...
...Me fui a la cama con él...
Dormimos abrazados.
Y un deseo se apoderó de mi.
Sin pensármelo dos veces me pregunté: ¿Por dónde?.

La respuesta estaba clara: Por la entrada del USB.

Pero era muy pequeño y me haría daño.

Entonces ocurrió el milagro.
Sentí una transformación en mi bajo vientre.

Me toqué y...

Mi pene había sido sustituido por un USB.

Si pensármelo dos veces lo introduje en el portátil, que se encendió al tiempo que reproducía “Only you”.
Pero podría moverme: Pues claro.
Y el portátil dijo: “Más, más...”
Y en cuestión de tres o cuatro minutos una descarga se apoderó del portátil. Fue un orgasmo,

Yo tampoco tardé mucho en alcanzar el clímax.

De repente sonó el despertador y me desperté abrazado a mi portátil.
¡Todo había sido un sueño!

Pero el caso es que al cabo de seis semanas, cuando acabé de escribir, la pantalla se iluminó y apareció un gran ojo azul con una voz de fondo que decía: “Me tienes muy abandonado. ¿Repetimos?”.

No daba crédito a lo que oía.

Un amigo psicólogo me dijo que estos episodios fantásticos son relativamente frecuentes entre escritores.

Lo que no me atreví a contarle al psicólogo es que la última vez que copulamos ambos tuvimos multiorgasmos.
                           Kiko Cabanillas.







































No hay comentarios:

Publicar un comentario