Desde que he
separado, cuando viene mi mujer, Sonia, a pasar alguna temporada a
casa para traerme a los niños escribo con mi portátil desde el
salón, ubicado en la parte inferior de mi duplex.
Escribo en Dropbox
y cuando se levanta lo recupero desde el ordenador de mi despacho.
Estoy realmente
enamorado de mi portátil. Hasta tal punto que un día decidí acostarme con él.
Había terminado
de redactar. Y ya cansado decidí irme a la cama.
Pero entre que
dormiría sólo cuatro horas, para seguir escribiendo, y que estaba
afectivamente muy próximo a mi ordenador...
...Me fui a la
cama con él...
Dormimos
abrazados.
Y un deseo se
apoderó de mi.
Sin pensármelo
dos veces me pregunté: ¿Por dónde?.
La respuesta
estaba clara: Por la entrada del USB.
Pero era muy
pequeño y me haría daño.
Entonces ocurrió
el milagro.
Sentí una
transformación en mi bajo vientre.
Me toqué y...
Mi pene había
sido sustituido por un USB.
Si pensármelo dos
veces lo introduje en el portátil, que se encendió al tiempo que
reproducía “Only you”.
Pero podría
moverme: Pues claro.
Y el portátil
dijo: “Más, más...”
Y en cuestión de
tres o cuatro minutos una descarga se apoderó del portátil. Fue un
orgasmo,
Yo tampoco tardé
mucho en alcanzar el clímax.
De repente sonó
el despertador y me desperté abrazado a mi portátil.
¡Todo había sido
un sueño!
Pero el caso es
que al cabo de seis semanas, cuando acabé de escribir, la pantalla
se iluminó y apareció un gran ojo azul con una voz de fondo que
decía: “Me tienes muy abandonado. ¿Repetimos?”.
No daba crédito a
lo que oía.
Un amigo psicólogo
me dijo que estos episodios fantásticos son relativamente frecuentes
entre escritores.
Lo que no me
atreví a contarle al psicólogo es que la última vez que copulamos
ambos tuvimos multiorgasmos.
Kiko Cabanillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario