Escribiendo en la calle. Cuando de
repente se me acercó un hombre trajeado quien portaba un sombrero
muy elegante.
“Buenos días”, saludo.
“Me presento: Soy Jesús Arias,
director de la Editorial Losada, argentina como usted sabe.
Estamos interesados
en que escriba para nosotros”, “¿Qué
le parece?”, añadió.
Buenos sería un cambio.
De todos modos yo le tengo mucha estima
a su editorial,
pues cuando estuvo mi padree en su país
se trajo muchísimos libros de Losada,
sobre todo de Neruda. Ahora heredé yo
esos libros”.
Así pues acepté. Me instalé en el
despacho de casa...
Y comencé a escribir
Ya tenía contratos con otras dos
editoriales,
sin por ello
haber que tenido que dejar la calle.
Me pagaban bien,
Y me daban absolutalibertadde
creacción.
Pero Era un escritor al uso. Y a mi eso
no me gustaba
Así pues decidí volver a la calle,
Y seguir con Losada desde el asfalto.
Era un engorro porque lo que escribía
para Losada
no podía Venderlo.
Me había desnaturalizado.
Así es que decidi dejar Losada. Les
llamé y me despedí. Asimismo redacté una carta en la que explicaba
el porqué de mi decisión.
Y de repente volví a la realidad:
Nunca nadie de la Editorial Losada -que quizás ni exista ya- me
había hecho una oferta. Habían sido fantasías mías
Yo era un escritor callejero y si nadie
lo remedia seguiría siéndolo.
Yo sabía a lo que me atenía cuando
tomé esta decisión.
Y la editorial Losada venía a
recordarme que aún estaban a tiempo dedar marcha atrás.
Y que....
Dejarme manipular por el mundo
editorial. Codearme con escritores que lo único que aman en este
mundo es a sí mismos
No, No y NO.
Kiko Cabanillas.
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