4 de julio de 2017

“Primera Plana”.

La película de Willy Wilder se me vino a la cabeza ese día
en el que tuve que refugiare y dejar de escribir debido a la lluvia.
Y se me vino a la mente porque ése fué el nombre de la librería que junto a mi mujer Sonia puse en A Coruña hará unos quince años,
en el Centro Comercial Los Rosales.
Era una tienda de prensa y libros
La mayoría de los clientes venían a comprar la prensa o revistas del corazón.
También teníamos fotocopiadora.
Entre los clientes había de todo: Travestidos, suicidas, Hemipléjicos...

Yo por aquel entonces ya escribía.
Era pues especialmente sensible a los nuevos escritores,
cuya obra recogía y vendía,
con nulo éxito.

La verdades que la librería nos dio
un buen sueldo mientras duró.
Luego vino la crisis
Los números no cuadraban y hubo que cerrar.

Pero mientras duró
fué una ocupación tanto para mi como para mi mujer.
Y nos pagó la hipoteca del piso.

Eso sí mis esperanzas de dar cancha a nuevos creadores o especiaslizarse en cine
Pasaron a mejor vida.
Pues hoy en día una librería es como una tienda de sujetadores,
pongo por caso.

Yo seguí acudiendo a las librerías de viejo, de A Coruña.
Donde todavía existía el duende bibliográfico

Nada que ver con la asepsia de las preservativas librerías modernas.

Mi trabajo en la librería consistía en atender al público
y en pasar albaranes.

Cumplió su función: Una ocupación y un sueldo.
Pero dejó en Poesía asesinada todas las expectativas que yo tenía sobre lo que debe ser una librería.

Eso sí, por mi trato con distribuidoras conseguí todos los libros que se me antojaron.

Peo ni siquiera...Pues la mayoría de los más interesantes estaban ya descatalogados.

Y uno tiene ya sus manías adquiridas.

Y no le vale cualquier cosa para leer.

Había parado por fin la lluvia,
así es que caminando hacia mi banco me dispuse
a iniciar la jornada de Escritor.
                                     Kiko Cabanillas.


















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