10 de julio de 2017

-Tatoos con Seila.

Esa mañana escribiría de Seila, quien era una alumna de alfabetización natural de Nigeria.
Abrí mi “Underwood”, coloqué el papel y...

“Seila cariño yo creo que es muy buena idea -le dije en inglés-. Pero yo creo que quizás deberías esperar a dominar un poco más el español”, dije.
“Para eso te tengo a ti”, respondió.

Y es que yo desde hacía dos años me había ido a vivir con Seila. Bueno mejor dicho ella se había venido a vivir a mi casa. Le había prometido que parte de la herencia que acababa de recibir la gastaría gustoso en ir a Nigeria a conocer a su familia.

Entre tanto, desde un local modesto, pusimos en marcha el negocio de tatoos.

Fue una moda fulminante.

Los tatoos se iban con agua al cabo de unos días, por lo cual no eran tan incómodos como los otros. Además tampoco existían riesgos sanitarios.

Yo recibía a los clientes y les informaba de los modelos que había y después los dejaba en manos de Seila.

Vinieron incluso de la Voz de Galicia a hacernos un reportaje, pues habíamos creado una auténtica moda.

En todas partes de mi cuerpo se leía la palabra Seila.

Económicamente fue un éxito. Y pronto nos mudamos a un local más grande.
Hasta tal punto prosperamos que pronto necesitamos más mano de obra. Así que vino María, puertoriqueña amiga de Seila

María era muy dulce y se entendía de maravilla en nuestro idioma, incluso con el gallego.

Fue entonces cuando tuve la idea de poner una tienda de ropas en el mismo local. Ropa africana. Pronto estaba llena.
No sólo de gente que adoraba los colores de la ropa africana sino de los mismos inmigrantes que no tenían otro medio de encontrar ropa adecuada para ellos.

Seguimos ampliando el local. Y con la ayuda de Ecos do Sur decidimos impartir clases de español a la población inmigrante. Lo cual fue un éxito sin precedentes.

Tenían su hogar: Tatoos, ropa y clases de español.

La ayuda de un empresario, Ángel Jove, fue decisiva para el siguiente paso: Trasladaríamos la ONG Ecos do Sur al lado de las tiendas.
Pronto los servicios de asesoría jurídica, bolsa de empleo, psicólogo y el español que ya dábamos, estarían a disposición de la población inmigrante.

Seila, con quien me casé por lo civil, no se lo podía creer.
Y efectivamente mañana salíamos para su país, Nigeria, a conocer a su familia.
                                 Kiko Cabanillas.




































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