12 de julio de 2017

Y fui un poeta...

Después de veinte años de lidiar con editoriales cutres...
La Editorial Visor me dio una oportunidad que no desaproveché.
También publicaba en “Cuadernos del laberinto”-Anaquel de poesía-

Mi padre acababa de fallecer a los 94 años.

Había abandonado totalmente el periodismo incluso la narrativa y los libros de viales que tantos años me dieron de comer.

Tenía muy buena relación con mis hermanos.

Y estaba entregado en cuerpo y alma a la Poesía.

Claramente influido por la Promoción Poética de los cincuenta. Y por Leopoldo María Panero.

Poesía es espíritu.

Y ello es lo que me hacía falta a mi en un momento en que había dejado el compromiso social que supone el periodismo. Incluso mis clases de español al colectivo inmigrante.

Vivía por y para la Poesía. Y dela Poesía.

Y bastante bien, pues me había hecho un nombre y era un poeta de destacado.


Pero una nostalgia vital se estaba apoderando de mi con los años.
Echaba mucho de menos a mi hijo Santi -Síndrome de Down-, a mis inmigrantes y a mis compañeros. A Keka no porque vivía con ella.
                                                          Kiko Cabanillas.
































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