Yonquies.
Llevaban una hora
mirándome fijamente.
Yo escribía y
ellos observaban.
“Cómo
mola”, dijo uno.
“¿De
dónde sois chicos?”, les pregunté.
“De
allí donde haya un chute que llevarse”,
contestó el
mayor,
mostrándome los
brazos marcados por innumerables pinchazos
Yo soy escritor.
Si quereis os escribo algo.
Bueno te voy a
contar mi vida:
Me despierto y
busco
si ha quedado algo
de caballo de ayer.
Si no hay. Casi
nunca hay. Me meto dos anfetas...
Y comienzo a
vivir.
Mi mente se
acelera pensando donde voy a conseguir mi próximo pico.
Ayer me puse bien
pero esta tarde ya estaré en pleno monazo.
Acabaré
marcándome una chapa. Las pagan muy bien. Pero si tienes Sida se
acabó.
Yo lo tengo claro
-despuésde veinte años de pico- pero miento con un análisis falso,
que me hizo un
amigo enfermero.
Las chavalas se
prostuyen,
pero en cuanto
adquieren aspecto de yonquies ya nadie las quiere.
No es que seauna
opción vital llena de poesía como lo erapara la “Beat
Generation”,
que va.
Es un pringue y un
sufrimiento.
No hay yonquie que
quiera seguir siéndolo.
Es una flor muy
hermosa que se convierte en el más horrendo de los cactus
y te pincha
constantemente.
Es Dolor,
Sufrimiento, Sinrazón, Desesperación, Enfermedad...
Qué venga alguien
y me diga dónde está la poesía en el caballo.
Tirao que no
puedes ni pensar.
Ansioso buscando
siempre más caballo
Y la poesía
aparcada, aparcada para siempre.
Kiko Cabanillas.
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