Tras publicarme el artículo “Siria:
La guerra del gas”, intente lograr una colaboración en dicho
periódico. Primero lo intenté con el jefe de redacción Santiago
Romero, quien muy correctamente -un día que le llevaba varios
artículos de internacional de actualidad- me dijo que no había
sitio. Únicamente, añadió, si nos traes temas de ONGs o de
inmigración, ya que yo estoy en la ONG de inmigración Ecos do Sur.
Así es que semanas más tarde le
presenté a Ana Rodriguez, jefa de Local, una entrevista a Ahmad
Sagir Matar, refugiado sirio. Le gustó mucho. Y me dijo que en
adelante debería hacer temas para la sección de Opinión, mejor que
entrevistas o reportajes, que ya los hacían en Redacción.
El caso es que tras esta afirmación la
llamé para proponerle varios temas. Pero me dijo que le escribiera
un “mail”. Y así lo hice.
El caso es que en la contestación al
“mail” me rechazó los temas que le proponía y me dijo que le
habían indicado “desde arriba” que no podían tener más firmas
en el periódico. La entrevista del sirio si la publicarían.
“Es igual. Me meteré a puta”, le
dije a mi hermano Chemi. “Sí pero de las caras”, contestó.
Kiko
Cabanillas.
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