Acabo de
estrenarme en una modalidad periodística en la que estaba virgen: La
de “conseguidor”.
Le he facilitado a
la Voz de Galicia un reportaje sobre el refugiado sirio Ahmad Sagir
Matar.
Le presenté el
tema con un comunicado de prensa, que era ya, con algunos matices una
noticia publicable.
Ahmad es amigo
mío. Y también muchos compañeros árabes de él.
El viernes que
viene comienzo mis clases de árabe en la Escuela Oficial de Idiomas.
Y mi intención es
infiltrarme como periodista en el mundo inmigrante coruñés, muy
especialmente en el mundo árabe.
Ya que no cobro. Y
gracias a mi pensión me puedo permitir trabajar sin jefes en lo que
me de la gana. Siempre que sea publicable.
Respecto a mi
último libro “Underwood” mi editora se ha tenido que ir pitando
a México -pues tiene a su madre enferma-, pero asegura que seguirá
trabajando desde allí.
En todo caso he
decidido tomarme con más calma los libros. Porque no
puedo soportar los gastos iniciales que suponen. Esperemos que con mi
último libro pueda recuperar el dinero invertido.
Ah! y el próximo
lunes comienzo mis clases de español al colectivo inmigrante con Ecos do Sur.
Modalidad avanzado. Pero si hace falta sabe Alfredo que puedo dar
hasta alfabetización.
Y para rematar mi
agenda, los sábados voy a ir a la Casa del Agua, cuyo gimnasio voy a
compartir con mi hija Julia, quien este año estudia en Santiago,
dejando con ello Madrid que “no tiene mar”, aseguraba. “Santiago
tampoco, pero A Coruña sí. Y así vienes a verme todos los fines de
semana.
Kiko Cabanillas.
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