Fiesta católica capitalista renuncio a
tí.
He calculado que me gastaría unos 300
euros en regalos y comida.
Cantidad que transferí ayer a la ONG
Ecos do Sur.
Me disculpé con mi padre, quien
entendió perfectamente mis explicaciones.
Y con mi hija.
Aprovecho la ocasión: Me acabo de
divorciar: No tengo compromisos con mi familia más próxima..
Ya me ha dicho Patxi en que van a
emplear mis 300 euros: Comprarán una cafetera para poder ofrecerles
un café a los inmigrantes que acudan a la sede en A Coruña.
El año pasado, el dia de Navidad me
encontré al negro George en un bar. Y le invité a un café y un
pincho de tortilla. Lo comió ansioso de pura hambre. Le caía la
tortilla de la boca a la mesa.
Pues estas fechas serán para mi las de
máxima austeridad.
Y quizás deberían ser así para
todos.
Es que acaso no se os rompe el alma
cuando salís de una tienda cargados de regalos y veis a un sintecho
pidiendo a la puerta vestido de Papá Noel y cantando -con un quejio
lleno de dolor-: Feliz Navidad.
Ahora toca ser feliz. Lo dice el Corte
Inglés.
Y tu con tu cara de cebollino eres
feliz por cojones.
Te olvidas de todos tus problemas por
unos días.
Echas mano de los antiácidos
E ignoras al mendigo.
Pues no caballeros. Hay otra forma de
ser feliz. Fuera de fechas programadas. Todos los días. Ama al
prójimo cojones. Que es como tu sólo pero con peor suerte.
¡Navidad, Navidad, puta Navidad!.
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